sábado, 21 de julio de 2012

tau tau

En las honduras de mis cicatrices, diseñadas para serlo,
tengo impresas punzadas lacerantes
piel que se parte para llenarse de carbono
perlas  adornan las cicatrices de las agujas que me atraviesan
que me distinguen como parte de la tribu de animales inconformes.

No es tan fácil reconocernos,
siempre hay pendejxs que lo hacen por moda,
hay que oler el cuello para ver si huele a casa
y aprender a hablar el lenguaje de las pupilas,
yo he encontrado puños hinchados de sangre con rabia
desde ojos que lloran rocío tierno de rebeldía.

Somos guerrerxs rompiendo violentamente el ruido con nuestro grito de silencio.
Sacrificamos la paz interior en defensa de la alegría
de levantarnos cada mañana siendo una misma
sin ofender el pudor colectivo.

Una cree, a pesar de todo, en la belleza
y esculpe sus heridas desde manos que escupen arcoíris y tormentas,
se conecta desde el sublime placer de desconectarse del dolor
hasta el centro mismo del magma,
aprende a observar la respiración que se calienta hasta que la sumisión acaba.

Llevo mi historia escrita a cuestas
para no olvidar que todo lo aprendido me ha costado sangre
para no olvidarme del olvido y estar alerta
recordar mis alegrías y a quienes se han encontrado con la muerte y vuelven a reciclarse.

Yo prefiero consagrar la ira o la profunda tristeza
hacer bellas mis lesiones
para tirarles besos desde el muelle
cuando partan en barcos que naveguen un mundo plano,
y dejarlas ir como cuando mueren las flores o un amor inoportuno.

La tinta es poseída es un médium
lo sé porque tatúo las cortezas de los árboles
me escribo y escribo lo efímero
describo para que me dibujen lo que dejó de existir y lo eternizo
durará lo que dure mi respiración
dolerá lo que dure el dolor
no olvidaré nunca lo que soy cuando me vea al espejo
porque soy lo que he sido aunque ya no quiera serlo.
 


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