miércoles, 28 de marzo de 2012

Wendy

Wendy se me ha metido en los deseos

la siento vibrando entre mis piernas

mientras fantaseo cómo será olerla y lamerla.

Wendy está rasgando mi piel con sus agujas

promete jugar a lastimarme

y yo juro convertir en orgasmos sus besos punzantes.

jueves, 22 de marzo de 2012

No tengo nada que entregarte

Jamás le he puesto precio a mi libertad
pero insisten en querer comprarla.
No estoy dispuesta siquiera a negociarla.
Dicho eso,
tengo que contarte
que me gusta aprender por el camino del mal.
Que si la cosa no se pone intensa, me da hueva.
Que me erotiza el tacto de una piel marcada con tinta,
y las agujas me dan escalofríos en la cintura.
Que nací con siete muertes y apenas voy por la segunda.
Que a varios espíritus les gusta mi compañía.
Que lloro cuando algo me parece injusto,
y que mis lágrimas fluyen infinitas.
Que odio a la derecha
los militares
los que dicen indio
los que me nombran su mujer
el futbol de un continente distante
la autoridad
la gente que olvida que es animal
y los dogmas.
Si aún con las aclaraciones del caso
insistís en que te robe los besos
que no te duela cuando te diga – te lo dije
porque te lo estoy diciendo.

martes, 20 de marzo de 2012

Hoy empieza la primavera

y amaneció el cielo llorando gotitas tiernas.

Demasiado vino y el disco aquel que me regalaste.
Despertarse así,
con tanto frío y sola,
me pone como el cielo cuando empieza la primavera.

20 de marzo / 1 kat

No importa cuántas veces la arranque,

irrumpe entre el morado y el peinado casi perfecto.
Asoma escandalosa
blanca como conejito amenazando saltar directo a mis ojos
rebota con toda su impertinencia en mi reflejo.
Renace,
aunque la arranque
renace
la muy hija de puta
a recordarme
que mis quince años están a punto de doblarse.

20 de marzo / 1 kat

viernes, 16 de marzo de 2012

I

Eran las 6 y 20 de la tarde.
Vi el reloj,
nunca había escuchado a tantos pájaros cantar en la ciudad.
Tuve que abrir completas las ventanas del carro
y dejar salir el hornazo.
-Qué memorable antesala- pensé,
mientras doblaba a la derecha
justo antes de parquear mi carro
y bajar a verte.
II
Dos botellas de vino fueron necesarias
para que las lenguas se entendieran mejor
que tanta indirecta por chat en facebook.
Las manos, las pieles, las narices
el cuerpo entero
son más gatos de madrugada.
Se tocan, se sienten, se huelen,
se unen.
Somos animales.
(es una lástima tener que interrumpirnos para buscar barreras protectoras de nuestros placeres)
Comuniquémonos así
nuestros cuerpos saben mejor qué hacer.
Dame tus pupilas dilatadas frente a mis ojos
te regalo mis maullidos escandalosos.

16 de marzo / 7 b’atz’

martes, 13 de marzo de 2012

El vacío de una casa en mis oídos

El frío.
Ojos que se niegan a cerrarse.
Nadie espera mi llamada.
Si esta hoja no extrañara mi mano que la acaricia con tinta,
me dejaría sentir que mi existencia no le hace falta a nadie.
Para qué llorar y hacer dramas,
si se las traga el abismo detrás de la puerta.

Este silencio golpea,
esta casa vacía me lastima.
Este cuerpo, por fin libre,
se siente tan triste sin sus adicciones.

No deseo. No me desean.
Pensé que vendría la alegría con un coro de ángeles a celebrar mi autonomía.
Se la habrá tragado el abismo.

Felicitaciones mujer.
A vacía suena la fiesta de tu soledad.

II
¿Quién tiene fuerzas para levantar este cuerpo de la cama?
No hemos terminado de velarlo.
Detrás de los ojos siguen agolpadas las lágrimas.

13 de marzo / 4 q’anil

miércoles, 7 de marzo de 2012

Nacer mujer en este universo, en este planeta, en esta franja de tierra

Las relaciones sociales reproducidas a lo largo del devenir de la sociedad, tal y como la conocemos, y como no, ha estado mediado por relaciones de poder. Se otorga o se acepta, se impone y reproduce. Los seres humanos en masa, tan cortos de creatividad, han dado por asumir roles preestablecidos. Moldes hechos al gusto y gana de los sectores más poderosos en las relaciones desiguales. De tal forma, para evitar que una se vaya por la libre, han hecho moldes rosados para las nenas y azules para los nenes. Es la primera imposición de poder sobre nuestros cuerpos. Apenas recién salidas del horno nos invisten con un color que determina nuestra primera posición como subordinadas si somos mujeres, y dominadores si son hombres. No somos quienes queremos ser, sino quienes nos enseñan que somos. Aprendemos a desarrollarnos bajo el ojo del dominio que nos castiga si queremos ser distintas llamándonos y tratándonos como desviadas, histéricas, volteadas o feminazis. Nombran como enfermedad el ejercicio de la libertad. Subvertir este dominio primario tiene consecuencias que nos pesan en el espíritu durante toda la vida. Y es que donde hay dominio, siempre hay resistencia. Y para que haya resistencia debe haber conciencia de la opresión. ¿La tenemos? Porque que ser universitarias no nos salva de ese destino manifiesto al que aspiran nuestras familias y las legiones religiosas y autoritarias, celadoras de la tradición cavernícola: vernos de vestido blanco, sin vida propia y proveyendo manitas para el capital.
¿Qué es lo que ha hecho ese sistema de dominación que llamamos patriarcado, para dominarnos? No creamos que no se la han pensado incesantemente. No es tan fácil someter a poco más de la mitad de población. Y por ser un sistema de dominación tan antiguo como el origen de la división social del trabajo, sus métodos son bastante arcaicos, pero sutiles. Entierran nuestro ombligo en la cocina y no matan gallinas cuando nacemos. No nos mandan a la escuela y nos dejan cuidando hermanitos. No nos dejan subir a los árboles o jugar con carritos. No nos dejan soñar con un futuro nuestro, sino de sirvientas o accesorio para el marido. “Su mujer” nos llaman. Nos enseñan a ser subordinadas, y nosotras nos lo creemos y lo reproducimos entre nosotras. Por si no es suficiente la imposición de un ser divino a la humanidad en general, han creado para nosotras una propia imagen icónica y divina. María, Mariam y santas. Blancas y puras, abnegadas y sencillas, humildes y sobrias. Que no estorban sino enaltecen a su señor.
Y vacían de contenido fechas simbólicas como el “día internacional de la mujer” para que sigamos repitiendo una paleta de cualidades que no nos pertenecen como género, porque somos más que el cuerpo y cada una es única. Usan esta fecha para recordarnos aún el rol social que nos toca como subordinadas. Nos regalan flores a punto de morirse con mensajes puntualizando que somos la esperanza, que nuestras lágrimas son mágicas, que por nuestro esfuerzo silente el mundo es más bello, y cuanta cursilería sacada de dichos populares condescendientes se les ocurre. Pero no somos eso. También somos rudas y fuertes cuando es preciso. También somos violentas porque así hemos aprendido. Si somos abnegadas y desinteresadas fue nada más para que nos amaran. Y no nos aman. Y no nos amamos. Porque no nos conocemos. Porque están colonizados nuestros cuerpos, y nos hemos creído fuente del pecado y el peligro. Lo hemos puesto al servicio de la humanidad, y su control no está en nuestras manos.
Y celebrar un día de esa forma tan hipócrita, nada más para cumplir con el calendario y sus elogios, no gracias. Usemos esta fecha para interpelarnos. Cuestionar lo que creemos es nuestra personalidad y darnos cuenta cuánto de lo aprendido no nos permite ser felices. Desaprendamos el rol de subordinadas y seamos lo que queremos ser. Aprendamos a transformarnos y organizarnos sin reproducir el poder. Y sigamos luchando porque un día no se impongan moldes a nadie. Que la comida, la salud y el trabajo sea de libre acceso para todas las personas. Que del ombligo para adentro cada una decida sus placeres, y que no nos lastime nunca nadie. Y para eso hay que correr el riesgo de desestructurarse.

domingo, 4 de marzo de 2012

III

Crónicas del desvelo

…quién saber por qué parte iremos…

Escribir una crónica de esta naturaleza tantos meses después es una clara señal que sigo en la mierda. Otra cosa por la cual agradecerte. No había encontrado una excusa que ameritara esta esporádica forma de hablar con los demonios que circundan mis desbordes de ansiedad. Meses sin saber de vos y una llamada es suficiente para quedarte pegada, viscosa y negra, a mis ventosas. Me he rumiado cada intercambio de impresiones, que no fueron inocentes, aunque las maquilláramos con una cordialidad que jamás nos ha caracterizado. Siempre has sabido hacer acto de presencia, para salvarme de mis intentos de hacer el bien. Siempre venís a recordarme que el problema no eras sólo vos. Que adentro tengo abismos que empaño con mi sonrisa.

No soy la misma después de nosotras. Me conozco en la piel los atajos a la casa del chay. Me sé poseída. Le temo a mi fuego. Me niego al fuego. Tuve que deshabitarme, tuve que cerrar los ojos, tuve que dejar de amarme. Y cuando me quito la piel puedo ver y sentir las quemadas de cigarro en la ingenuidad. Y tampoco puedo dormir. Apenas hace una semana empecé a ocupar la cama entera sin guardarte espacio. Apenas ha regresado la conciencia de los sueños. Apenas he logrado dormir antes de la media noche. Y no he vuelto a dormir a pierna suelta en la luz plena.

Quiero hacer el amor. Quiero dormir sin necesidad. Quiero llorar a chorros sin que sea por vos. Dejar de verte mientras canto de despecho. No dedicar más estas noches de insomnio a despertarte. Dejar que en mis dedos fluyan versos cursis y enviárselos a ella para que sepa que me gustaría amarla. Entregarle una niña ingenua que no existe porque ya fue violada.

Madrugada del 5 de marzo 2012

jueves, 1 de marzo de 2012

Hay demasiado ruido cuando debiera haber más silencio

Odio tener que socializar a la fuerza.
Me revienta sentirme comprometida y que esperen cosas de mi.
No quiero dar besos nada más porque existe la posibilidad de tenerlos.
No quiero sentirme amada para no sentir la obligación de pagar algo a cambio.
No quiero hablar porque no tengo nada bueno que decir.

Otra vez uno de esos esporádicos ataques de sociopatía.
Otra vez le dio gripe al espíritu.
No puedo entristecer sin hacer escándalo.
A mi silencio le gusta gritar.

1 de marzo 2012/ 6 kan

82

saca su escuálida manita por la ventana
tira el envoltorio plástico del placebo para el hambre

las guitarras de cuatro jóvenes,
que se excusan por causarnos temor,
-sólo somos músicos, perdón si somos feos-
cantan canciones para desamar
sin saber que hoy vengo extrañándome

cuatro o cinco vendedores de cosas innecesarias
uno tras otro
desgarrando su garganta por unas cuantas monedas

cuánto amor falta en el mundo

es, por cierto,
primer día de cuaresma
y tanta negación de amor al propio cuerpo.
pienso que no saben cuánto les daña el culto
a un megalómano necesitado siempre de más dinero.
y le creen que son malos
impuros
pecadores
y se odian por sentirse tan poquito.

cuánto amor falta
cuántos corazones tiesos

el mío sobre todo

¿quién puede sentir amor en la ruta de la 82?