deben estar cayéndose mis dientes a pesar de mi sonrisa triste.
Debo parecerme a todas las que enterraste.
Ha
de ser por eso que mis besos te parecen castigo
huís,
corrés, te escondésyo me levanto de la cama a compartirte mi calor de descanso
y veo en tus ojos el miedo de verme cadáver levantándose de la tumba
zombi que se abalanza a arrancar con sus dedos de hueso un pedacito de tu corazón.
Yo
dudo entonces si estoy viva
si
la estrella que quise darte se fue con venus y no la veamos más nuncasi mi refugio es catacumba y por eso me das candelabros y no flores.
¿estaré muerta? Interrogo al techo
¿estaré podrida? Interrogo al espejo
y cuando la respiración se convierte en hilo que casi se rompe
cuando nadie responde y me creo
invisible, inescuchable, insentible
una violenta inhalación que se convierte en llanto
un dolor punzante entre las costillas
lágrimas calientes que inundan mi clavícula
me hacen sospechar que los cadáveres sí sienten.
Y que el desamor es como el limbo.
Que soy como esos fantasmas que nunca encontraron la luz y andan penando
No
es sino hasta ahora que me percato
que
el tórax también puede ser un sarcófago