convirtiendo
tu lengua en cuchillo
matarme a
puñaladas entre una llamada y otra
alimentando
con monedas el tiempo –nunca suficiente-
para
lastimarme escupiendo las esquirlas de tus palabras.
muerta estoy.
van dos
días de mi velatorio
siendo mi
única lloradora
¡Ay! tan pobre,
tan ingenua.
tenía tantas
ganas de amarte
¡Ay! la pobre
ella buscando
amor y encontró nuevamente violencia.
pobre ella
que pensó encontrar en tus brazos
complicidades
de otras vidas, luchas inconclusas, placeres tántricos
poesía
y además de
todo eso
y a pesar
de todo eso
encontró
otro victimario.
Pobre ella
que ve adentro de las heridas
y encuentra
rastros de otras puñaladas
que en cada
muerte llora todas las muertes
y recuerda
los detalles de cada agonía
que sus
vidas pasadas se proyectan en sus párpados caídos
como un sueño
roto o una película vieja.
Esta vez te
tocó matarme en lugar de consolarme.
¿estarás
reclamando ser asesino y único protagonista de mis lágrimas?
Venís tarde
porque esas exclusividades y privilegios quedaron en vidas pasadas.
No sos el
único que me trae flores.
Y las
flores que hoy me han traído mis amantes
no son para
mis funerales.
Me están
esperando con sus vulvas abiertas
para untar
sus mieles en mis labios cuando me decida resucitar.
Seré nuevamente
abeja reina entre mis jardines.
y vos, otro
conejo triste
que se esconde
cobarde entre la tierra fumando en la pipa de evadir realidades,
o quizá un
simple abejorro
al que no
pienso compartirle el polen que llevo entre las piernas.
3 de junio 2012
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