Y es así, en los sanos abismos del duelo, que las palabras vuelven a ser vómito.
Tratar de ser “normal” cuesta caro. No es rentable para la inspiración. Hay que disimular el hastío. Y vomitarlo inspiraría versos del develo y aceptarlo. Hay muchos riesgos en la normalidad que en el sano duelo se vomitan con paciencia.
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