y primero fue mi nombre
-que no se olvide nunca-
y mi primer llanto se unió al llanto
de los pocos que me esperaban y de los que no.
y la paz de los recién nacidos
apenas fue sonrisa a medias para esas almas
que aunque dormían, no soñaban.
mi pequeño cuerpo con SU nombre
fue quizás consuelo,
seguramente distracción.
y apenas cayó seca la tripa de mi ombligo
me escondieron allí dentro SU semilla.
pero la regaron con llanto desesperado-de- tanto- buscar.
se inundó la cuenca de mi ombligo
con agua salobre de nostalgia.
tuve que darle cobijo a la semilla con mi sangre.
y me creciste, Rebeca Eunice, hacia adentro.
nadie se enteró nunca porque después del llanto vino el silencio.
mi pobre ombligo inundado de tristeza
apenas les mostró las raíces
del árbol que creció vientre adentro.
y los ojos ciegos de los adultos
creían que la miraban en las fotos
que inundaban la casa de los abuelitos.
y nunca supieron explicarnos porqué
la tía nunca llegaría para las navidades.
y yo tan pequeña con mis ojos grandes
frente a esa foto gigante en blanco y negro
hacía crecer mi árbol a su imagen y semejanza.
pero tal y como me habían en enseñado:
en silencio…
en silencio.
II
Me entregaron tu vida con tu nombre
Rebeca
me entregaron tu fantasma
sin cuerpo, sin tumba.
Tu alma en pena.
Tu cuerpo en llanto.
Rebeca Eunice me nombraron
para que tu nombre no dejara de pronunciarse nunca.
2 comentarios:
la muerte te llega en silencio, el amor se hace en silencio!
hermoso
Publicar un comentario